Cacho fue el asistente de Berardi durante 20 años, ganó nueve Federales, un Sudamericano de Clubes y tres títulos Sudamericanos con la selección
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14 de julio de 2022 a las 13:44
Murió este jueves Cacho Perreta, el asistente técnico de Víctor Hugo Berardi de toda la vida y protagonista de la mejor historia del básquetbol uruguayo de la década de 1980 y 1990 en la que juntos ganaron nueve campeonatos Federales con cuatro clubes, un Sudamericano de Clubes y tres campeonatos sudamericanos de selecciones.
Cacho Perreta, así como lo conocía el mundo del básquetbol, fue un personaje que construyó su historia con sus cuentos e historias que formaron parte del folclore y de la vida de los planteles que dirigió Berardi, que ganaron títulos en Uruguay en el exterior.
Así comunicó Biguá la muerte de Perreta:
Nos acabamos de enterar del fallecimiento del querido Cacho Perreta. Seguramente se juntará con Víctor Berardi y seguirán escribiendo páginas de gloria, como lo hicieron en Bigua pic.twitter.com/IKQ4RpAMGr
Enrique Perreta fue jugador de básquetbol en la década de 1960, campeón Federal con Bohemios en 1963 y se integró como asistente de Berardi a fines de los años 1970, cuando Cacho dirigía a Miramar.
Una charla en el living de la casa de Perreta terminó de sellar para siempre una dupla que hizo historia en el básquetbol. Con su particular estilo Cacho le dijo a Víctor: “Yo cuchara no soy, de esos que no cortan ni pinchan. Si querés un tipo que te digo todo que sí, andá a buscar a otro”.
Berardi estaba buscando ese asistente con el que estaba hablando.
De allí en más construyeron una historia ganadora con nueve Federales (Peñarol 1982, Bohemios 1983 y 1984, Biguá 1988, 1989 y 1990 y Welcome 1998, 1999 y 2000). Lograron un Sudamericano de Clubes con Biguá, en 1992, y tres Sudamericanos de selecciones, uno de mayores sub 1,95 metros (aunque resulte difícil creer, se jugó un torneo de esas características organizado por Consubasquet) en Asunción 1994, y bicampeón Sudamericano de mayores en Montevideo 1995 y Maracaibo 1997.
En un informe publicado en Referí sobre el fenómeno del básquetbol de Biguá, Cacho Perreta contó una anécdota que vivió con Berardi en un viaje de Biguá a Buenos Aires.
Así lo relató en diciembre de 2018:
"Previo al sudamericano de Asunción decidimos ir a Buenos Aires unos días para jugar unos amistosos y aprovechar lo barato que estaba. Al llegar al hotel, Víctor le dice a los jugadores que tengan mucho cuidado a la hora de cambiar dinero en la calle, que mejor lo hagan dentro de un cambio. Aquella tarde quedamos en volver a juntarnos con el plantel a las 17, mientras nosotros íbamos a marcar los pasajes de vuelta a Montevideo.
Salimos del hotel y comenzamos a caminar, cuando desde dentro de un hotel sale un señor y ofrece cambiarnos dinero. Víctor, el mismo que dijo no cambiar en la calle, le pregunta por el precio del cambio y comienza a regatear. Finalmente queda conforme con un precio, el señor va al cambio y vuelve con un rollo de pesos argentinos equivalentes a US$ 500, cuando comenzamos a contar la plata, aparece un segundo individuo que nos empieza a hacer preguntas extrañas, nos ponemos nerviosos y guardamos la plata.
Luego de eso vamos a una tienda de ropa y comenzamos a elegir sacos y camisas, a la hora de pagar, saco ese montón de plata atada con gomita y nos damos cuenta que solamente los billetes de arriba y abajo eran de $ 1.000, el resto eran solamente de $ 1. Nos habían estafado. Pero la cosa no termina ahí, vuelta al hotel, los jugadores ya sabían de esta situación y comenzaron a tomarnos un poco el pelo. Víctor le pide otros US$ 400 a Tito Colom, dirigente de Biguá que había viajado con nosotros. Volvemos a salir a la calle, y de una galería sale un señor que ofrece cambiar plata. Casi me muero cuando Víctor se para y pregunta precio y comienza a regatear de nuevo. Volvimos a cambiar en la calle, pero esta vez con mejor éxito".
Cacho Perreta fue el que descubrió a Luis Silveira para la selección y convenció a Berardi de probarlo.
En una historia publicada en 2012 en Referí, el Bicho Silveira recordó ese momento: “Pocos saben que a la selección llegué desde Stockolmo, había estado en cuatro selecciones juveniles y me sacaron en todas, ahí me puse terco y me dije que a la selección quería ir como sea. Cacho (Perreta) ya me había visto en Stockolmo y le había dicho a Víctor: ‘Mirá que ese botija tiene condiciones’ y Víctor me llamó para una gira y luego quedé para el Sudamericano de 1995".
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