María Peláe, la nueva Lola Flores: "Ni mis músicos saben lo que voy a contar"

2022-05-13 20:25:59 By : Mr. Kelvin Lee

María Peláe, la nueva Lola Flores: "Ni mis músicos saben lo que voy a contar"

María Peláe ha comenzado este año con el lanzamiento de su segundo disco de estudio, La folcrónica, que ha aterrizado en las tiendas con una lista de 12 temas. De hecho, tampoco ha dudado en lanzarse ella misma a los escenarios de toda España para defender sus nuevas canciones. Esta gira, con el mismo nombre que su álbum, lleva a la cantante y compositora a actuar en plazas como Sevilla, donde inició su recorrido el 25 de marzo, pasando por Madrid, Santa Cruz de Tenerife o su Málaga natal y acabando en Granada, último destino programado hasta este momento.

La esencia de la cantautora está totalmente presente en ambos proyectos musicales, jugando siempre con la improvisación y la espontaneidad que le caracterizan sobre las tablas y reivindicando el componente social en sus flamantes grabaciones acompañada por mujeres muy diversas. Pastora Soler, Nia Correia o Vanesa Martín son algunas de las que han puesto su voz junto a la de la artista en su última creación, producida por Alba Reig. A las preguntas de ElPlural.com, María Peláe ha respondido de igual manera a temas como su proyección como figura del flamenco moderno, su sexualidad y el colectivo LGTBI, su faceta como compositora para otros intérpretes, su visión del éxito o su participación en la novena edición de Tu cara me suena y una hipotética en el Benidorm Fest.

PREGUNTA: María Peláe es cantante y compositora. ¿Cómo llegó la María Peláez, con zeta, a convertirse en María Peláe?

RESPUESTA: Primero perdiendo la zeta por el camino porque ni la decía. El Peláez y el Sánchez desde pequeña me han costado mucho trabajo porque la digo muy tarde, como algunas eses. Por otro lado, porque en un momento dejé de llamarme Alsondelpez, que me puse cuando era muy jovencita, y decidí ponerme mi propio nombre, me sonaba más flamenco. Al mismo tiempo, también había una nadadora muy conocida en Málaga que se llamaba María Peláez. Mucha gente venía a los conciertos y me decía que yo nadaba estupendamente, así que dije: “Voy a evitar las confusiones, me quito la zeta”. Y hasta el día de hoy.

P: Algunas personas te sitúan como referencia del flamenco moderno. ¿Cómo te tomas tú ese apelativo?

R: Yo siempre digo que soy flamenca de actitud, pero no soy cantaora. Siempre intento hacer ese matiz precisamente por el respeto que le tengo a la profesión de ser cantaor o cantaora, lo que conlleva saber de todos los palos y saber cantarlos por derecho. ¿Que estoy influenciada por el flamenco? Evidentemente. Y que, en cada producción, aunque suene a algo más afro, de fondo hay un tanguillo de Cádiz, pues también. Si dentro de eso, puede ser una referencia, bendito sea.

P: Tus canciones en general y en concreto, por ejemplo, las de tu último disco Que vengan a por mí y La niña son algunas de las que contienen un mensaje político y social reivindicativo. ¿En qué te has inspirado para este nuevo disco, que se titula La folcrónica?

R: La folcrónica es un batiburrillo de cosas. Tiene un poquito de todo como en botica y al mismo tiempo cada canción es totalmente diferente, que es una cosa que se pretendía. E incluso las colaboraciones, quienes me han tendido la mano y han querido ser parte de esto son personas muy diferentes. Era también el objetivo, dejar visible que, como la frase que me gusta a mí mucho, no es el estilo, es el artista. Da igual lo que haga, que si lo hace con su sello personal no es necesario encasillarse en algo concreto. Y precisamente La folcrónica es una folclórica que te cuenta las cosas de hoy en día. Por eso algunas canciones tienen tanto componente social en la misma composición.

P: Eres mujer, abiertamente LGTB, con ele de lesbiana, y estás en la industria musical. ¿Cómo lo sientes en tu caso personal? ¿Has sentido que has recibido alguna discriminación por ello?

R: No de manera más diferente que en la vida normal. La industria musical no está ajena a la cultura y a la sociedad. Es parte de una sociedad patriarcal. Como lo que me puedo encontrar si voy a la panadería y me dice el panadero: “Oye, ¿tú qué tienes? ¿Pareja mujer? ¡Qué raro!”. Pues igual. Va en cuestión de malaje, te la puedes encontrar como en todos lados. Es verdad que abiertamente decidí no ocultar nada. Hay veces que, más que aceptarse uno o no, tiene un punto de ocultismo, de que oculta lo que es o su propia vida precisamente para evitar silencios incómodos o momentos para no incomodar a la otra persona. Hasta que das un paso adelante y dices: “No, el que tiene que estar incómodo es el otro por dar por hecho mi vida”. Cuando ya di ese paso, incluso hay momentos en los que la gente me mira como “¡uy, lo has dicho aquí!”. Voy a la ginecóloga, me pregunta y tú le ves la cara a la señora cuando le dices que tienes pareja [mujer]. Ya no me siento ni en situación extraña, se tiene que sentir extraña esa persona.

P: ¿Qué crees que falta en ese campo y en la sociedad en general para conseguir una igualdad real y efectiva?

R: Que sigamos, y fíjate que no me gusta mucho esta expresión, normalizando desde nuestro lado, nuestra vida y señalando aquellas cosas que no van por el buen camino. O sea, no dejando ir ciertas cosas o frases como: “A mí no me importa qué hagas tú en tu cama”. ¿Puedes ser más antiguo o antigua, señora? ¡Pues claro que te tiene que importar! Es mi vida y la de quizá tu hijo o tu hija. Yo en la calle quiero darle la mano a mi pareja. ¿Entonces qué pasa? ¿Que en la calle no puedo hacerlo porque ya te pertenece a ti? No. Yo creo que señalar ciertas cosas y, por otro lado, desde nuestro punto, seguir dando pasos al frente, que los seguimos dando.

P: Y, en concreto en la industria de la música, ¿crees que se podría hacer algo? ¿Crees que hay suficientes artistas LGTB en las listas de éxitos?

R: Yo creo que tiene que ser un ten con ten. No hace falta que sean artistas LGTBI. Con que también nos apoyen, haría mucho. No me sirve el “yo tengo un amigo gay”, también tienes que estar en la lucha con nosotros si es que crees en la igualdad. Entonces no de manera muy diferente a la sociedad. Igualmente, estaría bien que muchos artistas dijeran que lo son. Según también cómo se tomen el hecho de ser conocidos. Hay gente que, de por sí, sea del colectivo o no, prefiere mantener su vida privada en secreto. Pero, si no lo hiciera, que lo pudiera hacer abierta y libremente.

P: En cuanto a tu gira, llenaste todas las localidades en algunos sitios de tu anterior gira La niña, tienes 15 conciertos de tu gira todavía por delante y la que estás formando… Porque precisamente tu última gira se llama así, La que estoy formando, y ahora sigues haciéndolo con la nueva, La folcrónica. Has llenado la Sala Barts de Barcelona, has agotado ya las entradas en algunas de estas 15 plazas, como en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid. ¿Cómo es tu espectáculo y qué crees que tiene que no tengan otros?

R: Sin compararlo con otros, porque cada espectáculo va con cada artista y con sus formas a la hora de hacer las cosas, es verdad que estamos a tope. De hecho, cuando terminé el primer concierto que se llenó en Sevilla, estaba que parecía un cromo en una esquina. Dije: “¿Esto eran los conciertos?”. Llevaba nada más que un mes sin tocar y estaba muerta. Decidí volver al gimnasio porque termino reventada. Es entre una hora y media y dos sin parar. Lo digo porque es según cuánto charle, eso nunca se sabe. Es verdad que en cada concierto algo que sí me gusta hacer es que sea totalmente diferente. Aunque haya un repertorio "cerrado", me gusta mucho improvisar. Entre canción y canción, e incluso entre algunas canciones, me voy inventando historias. También me gusta ver el rollo que se crea entre mis músicos. Ni ellos mismos saben muchas veces lo que voy a contar. Ese factor sorpresa, que no lo sé ni yo. Muchas veces se me ocurre una cosa y estamos todos meados de risa. La gente también responde y entonces creo que se crea una comunión muy bonita en la que hay mucha candela, mucho sentido del humor, pero también hay muchos momentos de partirse la camisa. Hay un poquito de todo.

P: O sea, que tú tienes un repertorio, pero también te abres a la improvisación y a la espontaneidad. ¿Crees que eso te viene también por tus raíces flamencas?

R: También porque en su momento me sirvió mucho la improvisación. Incluso trabajé en un musical de improvisación en el Teatro Arenal de Madrid. De todas esas cosas, con el tiempo me he dado cuenta de que he tirado de todas. Después en un concierto saco de todo aquello que he aprendido y he ido haciendo en todo este tiempo. Es parte del espectáculo y en su momento me ayudó. Al principio me ponía muy nerviosa a la hora de cantar y el improvisar entre canción y canción me hacía no estarlo. El hablar y el inventarme cosas me quitaba un poco de hierro al asunto.

P: Como hemos comentado, has llenado en varios lugares de tus dos giras, pero el éxito es algo más personal y subjetivo. ¿Consideras que estás teniéndolo? ¿Cuáles son tus proyectos y cómo te ves dentro y fuera de la música?

R: El concepto de éxito es tan abstracto y extraño según el momento de tu vida… Cuando saqué Hipocondría, con el trabajito que me costó ese crowdfunding, ya lo sentí como un éxito. O llenar el Berlín en su momento. O la primera vez que me dejaron tocar en el Libertad 8 para 30 personas. Me he ido encontrando éxitos que no sabía que se podían conseguir. Es más, el día de mi gran sueño, que era tocar en el Falla, prácticamente no me enteré de nada. Estaba tan completamente cogida y quería que saliera tan bien que me dio la llorera nada más entrar a la prueba de sonido y a los dos días cuando ya fui consciente. Entonces, seguir para adelante y seguir dándole vueltas a la cabeza. Es verdad que nos gusta estar dando algo diferente a la gente. Tampoco es algo sencillo porque desde fuera si te pasas de diferente, rozas lo raro, y si no te pasas de diferente, parece que defraudas. Psicológicamente siempre tiene que estar una tratada.

P: En cuanto a tu faceta de compositora, ¿de qué canciones te sientes más orgullosa?

R: Hay diferentes con las que nos ha entrado a Alba [Reig] y a mí un nudito bonito en el estómago. No me puedo olvidar de la primera que hicimos juntas, que fue la canción de Arde. Cuando vimos que llegó hasta donde llegó y que se recibió de una manera tan bonita fue una sensación increíble. Pero, por ejemplo, cuando nos llegaron las voces de Historia de vida cantadas por Vanesa [Martín], imagínate… O La quería, cantada con Pastora [Soler]. Yo creo que son de esas cosas que… Mira, se me ponen los pelos de punta de pensarlo.

P: En tu repertorio tienes duetos con mujeres en su totalidad. ¿Ha sido algo pensado? ¿Querías trabajar solo con mujeres en duetos o cómo ha sido?

R: Realmente ha surgido. Igual que la productora de todo el disco ha sido Alba Reig. De hecho, lo digo y lo verbalizo mucho porque precisamente también hay muchas trabas en ese sentido y mucha camaradería. Entonces me gusta señalar mucho que la productora de este disco ha sido una mujer. También ahí hay que dar 40 pasos adelante para que se te tome como el de 40 pasos atrás. En ese sentido me gusta puntualizarlo y el hecho de que estén en el disco Vanessa Martín, Nia, Pastora Soler… ha surgido de manera bonita. Son compañeras que creen en este proyecto y querían estar. Entonces, pues mira, así ha surgido. Todas de la mano.

P: Como has comentado antes, presentaste dos canciones para Eurovisión, una para Aitana y otra para Miki Núñez y Natalia Lacunza hace unos años en la preselección que se hizo dentro de Operación Triunfo. ¿Cómo fue componer canciones para el Festival de Eurovisión?

R: La de Arde sí fue pensada específicamente para esto y la de Nadie se salva surgió de un camp de composición en el que nos juntaron a un grupo de cantautores. Coincidimos Garabato, Nil Moliner y yo y todo surgió casi de una coña. De hecho, el primer 'parababaparapa' de Nadie se salva éramos Nil y yo pegando chillidos. Después cuando ya terminamos el tema dijimos: “Hostia, el tema mola tela”. Al mes o así surgió esto de nuevo, la preselección, y dijimos: “Lo echamos a ver si lo cogen”. Y, fíjate tú, lo cogieron.

P: Y en cuanto a ti, ¿presentarías tú misma una propuesta propia para el Benidorm Fest o para la preselección de Eurovisión que exista en ese momento?

R: Me da mucho susto. Sinceramente, cuando a mí me preguntan esto, me acojono. Yo ya perdería kilos nada más preguntármelo. No me veo ahora mismo preparada para eso. Es un nivel de exigencia, de estar bien de la cabeza y de que, en el momento que tú lanzas algo con todo el cariño del mundo, parece que explota…. Todo el mundo es compositor, todo el mundo es productor, todo el mundo es diseñador, todo el mundo es todo y yo no sé si estaría preparada. ¿Componer otra canción para el festival? Me encantaría. Como compositora tiene que ser la leche. Como artista todavía creo que no, que no estaría yo en esas. Más que nada porque no sé si me vendría bien. Una no sabe por dónde van a salir los tiros. Y aquí siempre me gusta puntualizar que hay que ser muy valiente para estar en esas, igual que han hecho todos los compañeros que han ido este año al Benidorm Fest, que ha sido un pedazo de festival. Y Chanel, maravillosa, me da igual lo que digan. Va a callar muchas bocas.

P: ¿Cómo has visto que haya vuelto después de tantas décadas el Benidorm Fest, que igual podría convertirse en una referencia como festival en España? ¿Te presentarías si, por ejemplo, pasara como en Italia, que en el Festival de San Remo luego puedes elegir si vas a Eurovisión o no?

R: Si es que yo creo que es esa misma posición la que me acojona. Ese momento de salir, todo el mundo opinando… O voy, que me quiten el móvil, no miro Twitter en años, como en una burbujita, que me den un poquito vino dulce antes de salir y ya está. Yo creo que sería la única manera.

P: ¿Tienes miedo a las redes sociales? ¿Cómo te las tomas?

R: Sobre todo el mundo Twitter. Me parece fascinante y me encanta verlo desde el punto de vista de la antropología. Muchas veces hay cosas de las redes sociales o de fenómenos que pasan que los miro desde un punto más antropológico que musical. Es impresionante ver la manera de actuar que tienen muchas personas y lo enfadada que está la gente con la vida. Cuando me toca a mí, si te pilla el día bueno, te hartas de reír. Yo tengo un grupo de WhatsApp con mi hermana y una amiga que me mandan capturas de pantalla de cuando me dicen mierdas. Ellas mismas se meten conmigo en plan “tía, ¿es que cómo se te ocurre cantar no sé qué?” o “vaya mierda has hecho”. Pero hay otros días que te pilla un poquito más revoleada y esos días prefiero no verlo porque encima no te puedes ni meter.

P: Volviendo al tema del Benidorm Fest, ¿cómo ves que haya vuelto después de tantas décadas? ¿Te parece necesario?

R: Me parece una opción estupenda y más si el nivel de calidad es el que nos han mostrado. Siendo el primero, yo creo que ha tenido cosas maravillosas. Supongo que otras tantas que mejorar, evidentemente, pero que se parta de ese nivel de espectáculo, que es el que merece la música de este país, es una maravilla.

P: Sí, porque anteriormente han salido figuras como Julio Iglesias del Festival de Benidorm, ¿entonces tú de momento no te ves participando?

R: Yo creo que de momento no. No quiere decir que yo, de aquí a dos o tres añitos, que ya estaré más reventada todavía… Por lo pronto observarlo y ser eurofán. Con eso me conformo.

P: Tu cara me suena es uno de los programas de entretenimiento más longevo, de hecho, tú has participado ya en la novena edición. Además, es uno de los talent show más difíciles porque hay que cantar, actuar, bailar, imitar gestos, imitar voz… y todo eso a la vez. ¿Cómo te sentiste durante y después de tu paso por el programa?

R: El antes, nervios absolutos y alegría. El durante, alegría y reventamiento. Estábamos todos reventados. Porque es verdad que es un programa que exige muchísimo y yo creo que la gente no es consciente del trabajo que hay detrás de ese programa. Es estar una semana comida completamente con el artista que te toque. Y no es una semana, son tres días realmente. Tú haces los ensayos un día, al siguiente es la gala, al siguiente ya sabes el nuevo y tienes tres o cuatro días escasos para prepararte eso. Ha sido complejo, pero lo que he aprendido a marchas forzadas me lo llevo para siempre. Tanto el programa en sí como el equipo, como los compañeros, que hemos tenido muchísima suerte dando con nosotros. Que no haya habido ningún mal rollo ni lo típico cuando es un grupo más grande de gente que no se conoce de nada, que siempre puede haber alguien que meta la pata. Es que no ha habido nadie, ha sido todo redondo en ese sentido. Y se agradece cuando pasas tantas horas con la misma gente y en situaciones tan tensas porque ahí se vive de todo. Entonces, muy contenta.

P: ¿Y el después cómo lo has vivido? ¿Has notado un cambio o alguna diferencia en tus seguidores, en la gente, en tu carrera profesional?

R: Sí, evidentemente es una exposición de la que yo no era consciente. Vives en un micromundo en el que encima todo esto ha pasado en mitad de una todavía pandemia. Llevo dos años sin salir prácticamente a la calle para nada. Mi miedo siempre era contagiarme porque si me contagiaba se cancelaban los conciertos. Eso, por un lado, y por otro, no me quiero contagiar porque si no, no puedo grabar la gala o puedo contagiar a mis compañeros. Entonces he estado sin salir, pero en absoluto durante muchos meses. Fue acabar la final y a los tres días ya empezamos la firma de discos. Claro, me encontré: “¡El de Nathy Peluso me ha encantado!”, “¡El Ábranse, perras ha sido estupendo!”. Y yo decir: “¿Cómo sabes todo eso?”. Porque estaba en la tele, señora.

P: ¿Te quedaste con la espinita de imitar a alguien?

R: Pues me hubiera encantado que me saliera una artista que a mí me encantaba de pequeña y de mayor, que es Selena, una artista mexicana. Y no me salió, pero, bueno, ya la imitaré yo por Instagram algún día.

P: ¿Qué artista te gustó interpretar más? Seguramente sea Lola Flores, pero me refiero a un personaje con el que más te sorprendieras a ti misma.

R: Emily Estefan fue una gozada. Fue de los que más me costó porque aprender a tocar con baquetas en tres días no fue nada sencillo. Mis vecinos tampoco lo llevaron muy bien, todo el día dando porrazos con el tambor. Pero fue con el que, una vez estábamos en el directo, lo gocé. Para poder hacer un solo de batería o pailas tienes que estar muy metida en el rollo. Si no lo estás, no te va a salir en la vida. Estaba tan en esas que la mitad de la canción era en inglés y ni me preocupé por eso. Era de mis mayores preocupaciones cuando entré en Tu cara me suena y me he hartado de cantar en inglés.

P: Ahora que has adquirido experiencia y te has expuesto más en el medio televisivo, en programas de entretenimiento, shows tipo Tu cara me suena o más fugazmente tu visita a la academia de Operación Triunfo, ¿te gustaría o te ves colocada en el otro lado formando parte del jurado de algún programa?

R: Pues no sé cómo sería yo de jurado porque soy una bienqueda todo el rato. En general en mi vida lo soy. Es uno de mis problemitas, que las confrontaciones me cuestan mucho trabajo. Para mí estaría todo bien siempre y si estuviera mal, diría: "Bueno...". Tendría que ir mucho de nuevo a la psicóloga para ver cómo haría yo esa parte.