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Factoría de ArcelorMittal en Gijón. / DAMIÁN ARIENZA
Los principales accionistas de Arcelor, la familia Mittal, han recordado en su informe de sostenibilidad de 2021 su intención de descarbonizar las plantas asturianas. «Nuestra responsabilidad con el medio ambiente, incluida la necesidad de descarbonizar nuestro negocio», apunta el CEO del grupo, Aditya Mittal, que subraya que en 2021 anunciaron «nuevos objetivos de reducción de CO2 y proyectos de descarbonización por 5.600 millones de euros en Canadá, España, Bélgica y Francia. Espero que podamos lograr un progreso significativo en algunos de ellos este año».
Pese a esta confirmación de los planes de descarbonización del grupo a nivel global, fuentes de la empresa en el Principado reconocen que hay dudas sobre el proyecto en la comunidad. El informe de sostenibilidad llega a menos de dos semanas de que se celebre el comité de inversiones en el que debería aprobarse el plan asturiano, pero la dirección española aún no ha confirmado que lo vaya a presentar, ya que exige previamente que exista un pacto social y que esa inversión, de mil millones de euros -500 de financiación pública-, tenga el respaldo de la plantilla, a pesar de que conlleve su reducción, un recorte que se cifra en alrededor de 970 trabajadores. De momento, en la negociación del acuerdo marco, empresa y sindicatos están muy distanciados.
En el documento hecho público por la multinacional, el CEO del grupo insiste en que tienen «responsabilidad hacia las comunidades en las que operamos y para garantizar una transición justa» y el compromiso para crear valor económico y social, así como nuevas iniciativas y empleo.
Por su parte, su padre, Lakshmi Mittal, que considera que esta es la coyuntura «más compleja» que ha vivido en el negocio en sus 45 años de experiencia en él, recuerda que la demanda mundial de acero puede aumentar de los 1.900 millones de toneladas actuales a 2.600 y el papel clave que tiene Arcelor para crear aceros sostenibles, un liderazgo, destaca, que no solo es financiero, sino también social y ambiental. «Hicimos un buen progreso en este sentido en 2021, incluido el establecimiento de nuevos objetivos para 2030 para el grupo y el anuncio de importantes proyectos de descarbonización en Europa y Canadá», apunta sobre los planes en los que se incluye el asturiano. Y pese a esa complejidad, se muestra «muy optimista», por el papel que cree que debe jugar el acero en el desarrollo de las economías emergentes, así como la vasta inversión en los sistemas de energía limpia requeridos para un futuro con cero emisiones. «Estamos en una posición ideal para invertir estratégicamente y responsablemente para aprovechar las oportunidades que se avecinan así como cumplir nuestra promesa de recuperar sustanciales dividendos para los accionistas», afirma. «Nuestro objetivo es liderar la descarbonización de la industria siderúrgica. Tenemos el compromiso de liderazgo, la capacidad tecnológica y el compromiso intelectual para tener éxito», apunta también sobre unos planes que espera que empiecen a desarrollarse este mismo año y que son «una prioridad».
De hecho, las obras para instalar un horno de arco eléctrico híbrido en la acería de Gijón deberían comenzar este verano si se quiere llegar a tiempo a los plazos fijados, que marcan el inicio de la actividad en 2024.
No obstante, también destaca los retos a los que se enfrenta en ese camino de descarbonización. «El apoyo político es vital. Solo para hacer la transición europea, la industria siderúrgica, utilizando la ruta DRI-EAF -la que se plantea para Asturias- requerirá diez veces más electricidad de la que usamos hoy en día, y tiene que ser verde. La electricidad renovable es necesaria no solo para alimentar los hornos de arco eléctrico, sino también para producir el hidrógeno verde que reduzca el mineral de hierro», recalca y pide un campo de juego nivelado que asegure que los activos bajos en carbono de una región no sufran la competencia desleal del acero más contaminante de otros territorios.
Sin referencias explícitas a Asturias, Lakshmi Mittal señala también que «uno de los productos más exitosos es Magnelis», un acero especial que se fabrica ya en una de las líneas de galvanizado de Avilés. De hecho, ahora se está preparando la segunda línea para que también pueda producirlo. Se está utilizando, sobre todo, para construir estructuras para colocar placas solares y el despegue de la fotovoltaica está haciendo que, precisamente, el Magnelis genere «dos dígitos de crecimiento en 2021».
Además, ambos muestran su solidaridad con el pueblo ucraniano -Arcelor tiene una planta siderúrgica en ese país y también minas- y reconocen los efectos de la guerra en el sector, con la interrupción de las cadenas de suministro o los retos que supone en cuanto a seguridad energética.
Por otro lado, Arcelor ha probado «con éxito» en Canadá la sustitución parcial de gas natural por hidrógeno para producir reducción directa del mineral de hierro (DRI). Es «un hito importante» en el camino de la compañía para producir acero con cero emisiones de carbono a través de la ruta de fabricación DRI, según señaló la empresa. Se trata, precisamente, del modelo que ha anunciado para Asturias.
La prueba realizada por Arcelor en su factoría de Contrecoeur, Quebec, permitió evaluar en una primera fase la capacidad de reemplazar el uso de gas natural con hidrógeno verde en el proceso de producción de DRI, una especie de 'pellets' de mineral de hierro. Durante esta primera prueba, que duró 24 horas, el 6,8% del gas natural se sustituyó por hidrógeno verde transportado hasta la factoría tras ser producido por un electrolizador propiedad de un tercero. «Este es un gran paso adelante ya que el proceso de reducción del mineral de hierro por sí solo contribuye a más del 75% de las emisiones totales de CO2 de ArcelorMittal Long Products Canada», apuntó el grupo.
En el caso asturiano, el objetivo es utilizar el DRI para sustituir el arrabio en la factoría gijonesa a partir de 2024, cuando esta cuente con un horno eléctrico híbrido que suministrará el acero a las líneas de productos largos, como en Canadá. En ese momento, tendrán que importarse los 'pellets' del mineral de hierro, ya que aún no estará en funcionamiento la planta de producción de DRI, que se prevé que se ponga en marcha en 2025. Se espera que funcione con hidrógeno verde proporcionado por el consorcio HyDeal, que cuenta con producirlo gracias a electricidad fotovoltaica en Castilla y León y Aragón y después transportarlo hasta Asturias por gasoductos.
No obstante, la planta DRI también podría funcionar con gas natural, como la canadiense, si el desarrollo del hidrógeno verde no llega a tiempo. Otra posibilidad, si las pruebas en Contrecoeur tienen éxito, es utilizar ambas fuentes energéticas de forma conjunta.
La multinacional ya ha anunciado que está evaluando la posibilidad de realizar más comprobaciones en los próximos meses aumentando el porcentaje de gas renovable. «El uso potencial de electrolizadores para producir hidrógeno verde en Contrecoeur dependerá de ciertos criterios, particularmente la disponibilidad de suficiente electricidad para alimentar las unidades», asegura Arcelor.
La factoría canadiense tiene ya una de las huellas de carbono más bajas del mundo, impulsada por su camino EAF-DRI hacia la fabricación de acero, el uso de electricidad renovable y el mineral de hierro y la chatarra de origen local y frente al empleo del carbón de los hornos altos asturianos. Se trata de un modelo parecido al que se quiere implantar en Gijón, aunque en el caso del Principado la chatarra no podrá ser de origen local y se tendrá que importar.