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Ante un escenario todavía incierto para el mercado mundial del acero, especialmente para el europeo, ArcelorMittal mantiene su apuesta por la producción en las factorías asturianas y se vuelca en los sectores con fuerte demanda, como el del automóvil. Con estas perspectivas, la multinacional anunció ayer la puesta en marcha de una de las pocas instalaciones que aún permanecían cerradas por efecto de la crisis: la línea 1 de Galvanizado de Avilés. Arrancó el martes y la multinacional lo comunicó ayer, a la vez que informó sobre la próxima entrada en servicio del sistema Zinc Quench en esa línea, para que la tradicional producción de galvanizado con destino a la construcción y la obra pública pueda convertirse, a partir de junio, en una línea de producción de acero para el sector del automóvil.
ArcelorMittal mantenía parada la línea de Galvanizado 1, que tiene una capacidad de producción de 250.000 toneladas de chapa al año, desde noviembre de 2011. La crisis económica afectó especialmente a esta planta, que en su línea uno elaboraba en exclusiva productos con destino a la construcción, obra pública y mobiliario urbano, mientras que la línea 2 de Galvanizado, más moderna y acondicionada para acero de automóviles, no paró en ningún momento. Con la puesta en marcha de la línea 1, las factorías asturianas de ArcelorMittal solo mantienen paralizada la planta de Pintura de Avilés, que se dedica por entero al acero para la construcción.
La multinacional siderúrgica informó oficialmente sobre la puesta en servicio de la línea de galvanizado a través de un comunicado en el que también avanzó la puesta en marcha en fase piloto, a partir del próximo mes de junio, del sistema Zinc Quench para «diversificar la cartera de productos de la instalación».
El director general de ArceloMittal en Asturias, José Manuel Arias, comunicó en diciembre al consejero de Economía y Empleo del Principado, Graciano Torre, la previsión de arrancar la línea de galvanizado a principios de abril. Torre dijo entonces que «se trata de una buena noticia porque se logra arrancar actividades paradas y significa actividad económica y garantías de empleo para la región».
Un portavoz de la empresa explicó ayer que la línea que ahora se pone en marcha alcanzará un ritmo de actividad estable a principios del próximo mes de abril. También indicó que la empresa no prevé la creación de nuevos puestos de trabajo por la entrada en servicio de la línea, ya que «retornarán a sus puestos los empleados que trabajaban allí antes de la parada». Los sindicatos, que valoraron muy positivamente el retorno a la actividad de la línea, señalaron que la empresa deberá proceder a crear entre 22 y 28 puestos de trabajo con el arranque de esta instalación. Las dos plantas de galvanizado cuentan con una plantilla global de algo más de cien trabajadores.
Las dos líneas de galvanizado tienen un funcionamiento similar. Las bobinas de acero laminado en frío, con unos espesores que oscilan entre los 0,35 y los 2 milímetros, se calientan de manera progresiva en hornos de tubo radiante, a una temperatura de 640 grados, y se sumergen en un recipiente de zinc fundido a la misma temperatura. El zinc se adhiere a la chapa de acero y, posteriormente, se enfría. Es precisamente en el proceso de enfriamiento donde se introduce la nueva tecnología de Zinc Quench. El nuevo tratamiento consiste en un sistema de refrigeración forzada en el mismo pote del zinc, en la zona donde está la banda, que produce una caída más brusca de la temperatura que el proceso estándar de galvanizado. El enfriamiento se hace al aire. La chapa se saca en posición vertical y se lanza unos 50 metros hacia arriba, con lo que se consigue controlar mejor el proceso de enfriamiento. El fin último de este sistema es convertir una línea de materiales para la construcción en una que hará productos para el automóvil y con una inversión de solo 2,9 millones de euros.